El General Benjamín Francisco Zeledón Rodríguez nació en el poblado de La Concordia, hoy municipio del departamento de Jinotega, el 4 de octubre de 1879. Falleció el mismo día de su natalicio, el 4 de octubre de 1912, en la comarca El Arroyo, conocida también como Trapichito, jurisdicción de Diría, departamento de Granada. En esa zona, identificada desde mediados del siglo XIX como la Hacienda San Antonio, cayó abatido el insigne patriota.
El ilustre pintor Frutos Alegría Montenegro, hijo del héroe de la Batalla de San Jacinto, el general Carlos Alegría, ayudó a Zeledón a cruzar en bote la laguna de Masaya para intentar un repliegue estratégico hacia Jinotepe. Sin embargo, el plan fracasó: el general fue descubierto en su trayecto hacia los pueblos del sur y finalmente asesinado (Martínez, 2017, p. 460).
Según el investigador José Aníbal Gallegos, Zeledón murió en la comunidad El Arroyo a manos de tropas conservadoras, aunque su estudio no detalla con precisión los lugares recorridos en la retirada.
En 2004, la Alcaldía de Managua le rindió homenaje editando el libro El General Benjamín Zeledón y sus valientes, recopilando testimonios de la época que reflejan el suplicio de su repliegue. En ese compendio, Mario Sandoval Aranda (Guido Martínez y otros,2014,p. 48) señala que Zeledón fue interceptado cerca de Niquinohomo, en la zona conocida como Las Azucenas o El Arroyo, donde cayó mortalmente herido en un enfrentamiento con el coronel Ulpiano Gallegos. Tras su captura, su cuerpo fue llevado a Niquinohomo, donde el alcalde se negó a enterrarlo en el cementerio. Fue trasladado luego a Catarina, acompañado por lugareños y mujeres piadosas que lo envolvieron y lloraron, aunque también allí las autoridades rechazaron sepultarlo.
La recopilación de la Alcaldía de Managua (2014,p.63) describe la retirada de Zeledón en estos términos:
“Las tropas de Zeledón avanzaban agotadas, hostigadas por el enemigo y con escasez de municiones. El general, rechazando la idea de huir por la laguna por considerarla cobardía, mantuvo el liderazgo, disparando con calma y animando a sus hombres con el grito de ¡Adelante!. Tras varios enfrentamientos, el grupo quedó reducido y exhausto. Aun así, Zeledón siguió al frente, decidido a luchar hasta el final y dispuesto a suicidarse antes de caer prisionero.”
Asimismo, Guido y otros (2014) rescatan declaraciones recogidas en Nandasmo el 8 de octubre de 1912, donde testigos narran los últimos enfrentamientos de Zeledón en sitios como El Ojoche, El Carretero y El Trapiche, confirmando el dramatismo de sus últimas horas.
Por su parte, Valle Castillo (2006,p.45) en Memorias de Masaya relata que Zeledón, acompañado de Emilio Vega y Francisco Tapia, cruzó la laguna de Masaya en bote la madrugada del 4 de octubre, llegando a Quitapayo, donde tomaron cabalgaduras rumbo a Nandaime. Fue en el trayecto, cerca de El Arroyo, donde se topó con el coronel Gabriel Galán y sus hombres, con quienes intercambió disparos, resultando mortalmente herido.
El periodista Pablo E. Barreto (Comité de Solidaridad Sandinista) también ubica la muerte de Zeledón en la comarca El Arroyo, entre Niquinohomo y Masatepe, mientras que López Zamorán (1982,p.13) sostiene otra hipótesis: que el general cayó en el sitio conocido como El Comején, abatido por la caballería enemiga que avanzaba desde Masatepe.
La memoria popular también lo honra en versos y canciones, como se recoge en una antigua copla anónima:
“En el tiempo cuando Zeledón bajaba a Masaya,
lo coronaban de calle y balcón;
la corona que pusimos fue a punto de rifle y metralla,
¡el general y su estado mayor…!”


Según Laureano Castillo Masis; allí me quedé
preso y me trajeron a la plaza de Masaya unos días después, donde estuve tres
meses. Me capturaron el propio 4 de octubre en la tarde. A todos los liberales
los echaban presos, los azotaban con chilillos y los colgaban de los dedos
gordos, sólo se salvaban los que se escondían o salían huyendo. Ya en la reja
supimos que a Zeledón lo habían matado en El Arroyo.
16 de septiembre Coronel Joseph H. Pendleton, Managua a RAdm (Almirante) William H H Sutherland, USS Annapolis, Corinto.
"Los representantes Mena y Zeledón quieren hablar con usted sobre la paz y la demora hasta su llegada mañana.... por favor venga rápido.
18 de septiembre Gen. F Zeledón, Masaya, a Almirante - Comandante de las Fuerzas Americanas en Aguas - Campuzano. Traducción.
Una protesta contra la determinación de los Estados Unidos de enviar un tren por Masaya a Granada con suministros de ayuda y la determinación de los Estados Unidos de que el ferrocarril pertenecía a una compañía privada y no al Gobierno de Nicaragua.
19 de septiembre Gen Benjamín F. Zeledón et. al., Masaya, al Coronel Joseph H. Pendleton, Comandante de las Fuerzas Americanas en camino a Granada, su campamento. Traducción.
Zeledón se exime de cualquier responsabilidad por los disparos efectuados al tren de Pendleton cuando pasaba por Masaya en su camino a Granada. Además, quería enviar tres delegados en el tren de Pendleton para discutir los términos de paz como el almirante deseaba.
19 de septiembre? General Emiliano Chamorro, Casa Presidencial, Managua. En español.
La bandera americana ya ha sido izada en la Barranca de las fuerzas de Zeledón para indicar que los trenes americanos siempre podrán pasar por sus líneas sin ser molestados. El Coronel Pendleton iba a insistir en que se izara la bandera blanca para indicar el paso seguro de los trenes, pero el General Correa, después de consultar con usted por teléfono, indicó que la bandera blanca causaría dificultades a las tropas del gobierno.
19 de septiembre. Campamento americano, cerca de Masaya.
Copia del acuerdo firmado por los representantes del General Zeledón, al mando de las fuerzas revolucionarias en Masaya, para permitir el libre paso de los trenes por sus líneas. También debía entregar a las autoridades americanas todo el material ferroviario y las líneas telegráficas que poseía. Debía izar la bandera norteamericana sobre sus líneas cada vez que un tren abanderado señalara que quería pasar con seguridad. Si Zeledón no aceptaba este acuerdo en el plazo de dos horas, las fuerzas americanas comenzarían a disparar sobre su campamento.
24 de septiembre. Coronel Joseph H. Pendleton, Cuartel General, 1er Regimiento Provisional de Marines de EE.UU., Granada, al General Luis Mena, Granada.Órdenes de Pendleton para la disposición de las fuerzas insurgentes después de que los marines hayan ocupado Granada y los insurgentes hayan depuesto las armas.25 de septiembre. El Honorable George T. Weitzel, Managua, al Presidente Díaz, Managua.
El ministro americano informó al presidente nicaragüense sobre la decisión del almirante Southerlan de aceptar la rendición de Luis Mena y su fuerza de unos 700 hombres. El Almirante se encargará de que Mena se exilie de forma segura en Panamá.
3 de octubre. General Benjamín Zeledón, Masaya, al Coronel Joseph H. Pendleton, en el campamento. Ambos originales en español y en traducción.
Esta es la respuesta del General Zeledón al ultimátum de rendición de Pendleton, en la que recapitulaba la demanda y se quejaba de que, como Zeledón había dejado pasar de buena fé los trenes americanos a través de sus líneas, las fuerzas americanas de la tierra de Lincoln no tenían derecho a hacerle tal demanda. Así, se negó a aceptar el ultimátum en nombre de la independencia de Nicaragua.
4 de octubre. Mayor Smedley D. Butler, Granada, a RAdm William H. H. Southerland, Managua. (3:30 p.m.)
Las fuerzas federales habían capturado a Zeledón y lo habían ofrecido a Butler. Butler quería saber si debía tomarlo y temía que si los americanos no actuaban alguien podría colgar a Zeledón.
4 de octubre. Coronel Joseph H. Pendleton, en el campo, Coyotepe, a RAdm William H. H. Southerland, Managua. (8:00 a.m.)"La bandera norteamericana ondea ahora sobre Coyotepe y Barranca. Tomamos Coyotepe y luego también expulsamos a los rebeldes de Barranca en treinta y siete minutos... sólo las fuerzas americanas asaltaron Coyotepe. " Mensaje de victoria de Pendleton.
Durante la primavera y el verano de 1912, Nicaragua parecía abocada a la anarquía. El gran problema de la época era la aceptación del préstamo y la consiguiente cesión del control de las aduanas de la nación. Los liberales eran violentamente antinorteamericanos, mientras que los seguidores de Mena, en su mayoría conservadores, resentían las negociaciones de Díaz con Estados Unidos. Lo que siguió fue una batalla a tres bandas, con Díaz tratando de mantener el viejo orden, Mena luchando por controlar a Díaz, y las hostilidades comenzaron el último día de mayo, cuando los liberales volaron el Fuerte de la Loma en Managua. Unas 60 personas murieron en esta explosión, a la que siguió en pocos días la destrucción de un polvorín en la misma ciudad.
Para Díaz, el control de su propio partido parecía más importante que reprimir la revuelta liberal. Aparentemente, pensó que una vez que se deshiciera de Mena, los Estados Unidos se verían inducidos a apoyarlo. El 29 de julio de 1912, sustituyó a Mena por Emiliano Chamorro. El destituido miembro del gabinete huyó a Masaya, sede de un arsenal federal. Allí, su hijo, comandante del cuartel del ejército en Granada, se unió a él con tropas. Como Mena se oponía al empréstito, un gran número de liberales acudió a su bandera; pero su desconfianza hacia ese partido y hacia Benjamín Zeledón, su líder, impidió la formación de un frente unido.
Con Managua protegida del ataque por el momento, Butler decidió hacer sus propuestas de paz al general Mena. El ministro americano y el mayor de los marines unieron sus talentos para redactar un mensaje en el que se instaba a Mena a ceder honorablemente. Se sabía que el general rebelde se encontraba en algún lugar de los alrededores de Managua con un gran número de tropas. El teniente primero Edward H. Conger, el soldado Carl W. Aviszus y el soldado Charles T. Kine se ofrecieron para entregar la nota. El 16 de agosto, el trío partió. Al volver a la legación, Conger informó de que el general Mena, enfermo de reumatismo, estaría encantado de rendirse, pero que ya no estaba al mando de las fuerzas rebeldes. Benjamín Zeledón, antiguo Ministro de Guerra en el gabinete de Zelaya y liberal a ultranza, le había sucedido.

Al pasar por Masaya, el tren había frenado para llegar a una calle transversal, cuando un hombre montado en un caballo galopó hacia la locomotora. Se acercó a la cabina, sacó una pistola y disparó al comandante Butler. La bala alcanzó a un cabo de la Marina en el dedo. Butler detuvo el tren para permitir que un cirujano le administrara los primeros auxilios. Inmediatamente, francotiradores rebeldes apostados en los tejados abrieron fuego. Los marines empezaron a disparar, muchos de ellos bajaron de los vagones y se pusieron a cubierto junto a la vía. Butler envió el tren a toda velocidad por los raíles. Un puñado de los hombres que disparaban desde el lado del tren se quedó atrás; pero el capitán Vulter los recogió, los cargó en un vagón de mano y salió tras los vagones que desaparecían rápidamente.
Una milla más allá de Masaya, Vulter alcanzó el tren. Butler se había detenido para hacer un recuento y estaba furioso. Cinco de sus hombres habían sido heridos, mientras que tres seguían desaparecidos. En ese momento llegaron cuatro enviados con una carta de disculpa de Zeledón. Butler exigió que sus tres marines fueran devueltos inmediatamente, o atacaría Masaya por la mañana. En menos de una hora, los hombres fueron devueltos, uno de ellos ligeramente herido. Pasados los liberales de Zeledón, Butler tuvo que contentarse con los rebeldes del general Mena en Granada. Grandes tramos de vía habían sido arrancados, el progreso era lento, y Butler estaba de un humor impaciente cuando se encontró con la delegación de Mena. El pueblo de San Blas, cerca de Granada, había sido elegido por Butler como lugar de la reunión. Butler amenazó con atacar Granada a menos que Mena firmara una carta de rendición.
Cushman Jr, 1962.
Más tarde, ese mismo día, Pendleton y un tren cargado de raciones y medicinas llegaron a Granada, y a Mena se le permitió partir pacíficamente al exilio. Salvo el bastión de Zeledón en el macizo montañoso de Barranca - Coyotepe, todo el sistema ferroviario estaba libre de interferencias rebeldes. Con Mena fuera de escena, Pendleton pudo centrarse contra Zeledón. El 2 de octubre, los marines llegaron a las líneas federales. Durante el día siguiente, la artillería de los marines se unió a los cañoneros del gobierno para bombardear las posiciones liberales. Por la tarde, Butler recibió la orden de poner su batallón en posición para atacar la ladera sureste del Coyotepe en cooperación con las tropas federales. El combate fue breve. A las 05:15, los hombres de Butler se unieron a los demás para subir la ladera contra un intenso fuego inexacto. En 40 minutos, la batalla había terminado. Nueve rebeldes fueron capturados, 27 murieron y el resto fue puesto en fuga. El general Zeledón fue asesinado por los soldados liberales cuando intentó abandonarlos. Siete marineros e infantes de marina estadounidenses murieron en el Coyotepe.
Cushman Jr, 1962.
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Zambrana Fonseca , A. (2001). Civiles y Militares 180 años en Nicaragua. Managua: PAVSA.
Es bueno saber de la historia
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