Nuestra independencia del yugo colonizador comienza por la rebeldía de quien no quería sojuzgarse, virtud entrañable de unos pocos, quienes decidieron en aquel momento no alienarse no perdieron la batalla comenzaron a mi juicio el recorrido que posteriormente alcanzáramos en nuestra vida republicana, tomando como referencia que nuestro primer presidente aunque sea de forma nominal, ya que no llegó a ejercer el cargo cuando reformo la Constitución de 1838 y entablo esta figura jurídica, refiriéndome a Don Fruto Chamorro.
El camino desandado hasta esos días, por tantos héroes que brindaron sus
vidas para que nuestra tierra fuese libre de la opresión colonizadora, son
muchos incluso en el anonimato, en este caso particular ocupamos este espacio
para el primero de ellos, que manifestó su orgulloso desacuerdo con la
ocupación de su territorio y la posterior desaparición de su cultura por
efectos de la transculturización entiéndase esto como la desaparición de
nuestra cultura autóctona y de alguna manera con nuestra identidad.
Recorriendo el tiempo, tan necesario para entender los hechos
históricos, nos encontramos con que además del choque de armas, existe
evidencia de los diferentes agentes biológicos que diezmaron nuestra población
aborígen, una carta enviada por Pedrarias Dávila el 10 de abril de 1525, ofrece
una relación del éxito del conquistador, cuando Hernández de Córdoba arriba a
Nicaragua, encontró a miles de indígenas mortalmente contagiados por una
epidemia desconocida, muy probablemente viruela, es muy posible que haya sido
introducida en nuestro país en 1524. Además del contacto de los hombres de Gil
González en 1523 habría expuesto a los nicaraos y chorotegas a otros microbios
causantes del sarampión, la gripe y la peste neumónica. (Kinloch Tijerino, 2005);
el Informe de Pedrarias Dávila al Rey Carlos V, fue escrito en Abril de 1525, y
se basa enteramente en dos fuentes: Un informe escrito por Francisco Hernández
de Córdoba, del cual no se tiene copia, y la información complementaria que
brindó el enviado de Córdoba, Don Sebastián Benalcázar, quien había participado
directamente en los hechos narrados, pueden consultarlo en (Vega Bolaños ,
1954, pág. 128 y ss. ) a su vez en (Guido Martínez, 2011, pág. 66
Es así como en los albores de la conquista vemos a Diriangén, en las riberas del Ochomogo, dando dura y seria batalla a Gil González para librar a
nuestros aborígenes de la dominación española; transmitiendo con su ejemplo a
sus descendientes en la sangre de su raza la rebeldía y el coraje (Conrado Vega,
1961), más el descubrimiento de la Mar Dulce y la aparentemente dominación de
Nicarao y el bautismo de su gente no fue suficiente, mas adelante en su marcha
se encuentran con la enconada resistencia de Diriangén, quien les corto el paso
y los hizo regresarse por la vía antes andada (Íncer Barquero, 1990), es
importante señalar que se presupone que en fecha del 17 de abril de 1523
(Wheelock Román,1985) cuando Diriangén obligó a los españoles, tras un serio
ataque de sus huestes, a replegarse en su avanzada hacia el norte, (Meléndez
CH, 1966) sobre esta misma situación en (Gámez,1851) el astuto cacique, que
sólo procuraba ganar tiempo para asegurar un golpe contra los invasores
castellanos, aprovechó los tres días en contarlos y observarlos bien; y tomando
su resolución, cayó de improviso sobre ellos, el 17 de abril, al frente de
cuatro mil indios, de la derrota se salvaron al parecer porque un indígena de
la tribu de Nicarao aviso de la escaramuza lanzada por Diriangén.
Diriangén en su valiente intervención contra la invasión de sus tierras
por desconocidos venidos de mares lejanos, peleando todo el día, en esta
batalla los españoles pierden uno de los suyos ya que los indígenas lo llevaban
vivo en la retirada recuperándolo en una escaramuza, según la relación del
hecho es sábado, por el contrario existe alguna referencia desde la visión de
los vencidos, en esa perspectiva vivió en nuestro país por algún tiempo el
cronista Grirolamo Benzoni, este manifiesta una entrevista al cacique Gonzalo,
esta visita aproximadamente en 1546, en (Arellano, 1975) encontramos la
entrevista completa en su versión en español de este relato.
No existe evidencia
pormenorizada de quien era Diriangén, solo algunos esbozos de algunos
investigadores que hacen una descripción vaga de este magnifico guerrero y
nacionalista, (Urtecho, 2004) Diriangén, mánqueme (jefe) chorotega, nació en
1496. Según la educación tradicional de su raza, le correspondió a su madre
instruirle en la historia de la tribu Chocho, de la que él y los suyos eran
descendientes, y a los sacerdotes hablarle de la patria primitiva y lejana,
donde junto a los Nahuas fueron esclavizados por los temibles Olmecas, de
quienes huyeron mimetizados con la naturaleza y la impenetrable oscuridad de la
noche . A Diriangén lo educaron de manera especial en las artes de la guerra:
esgrimía con singular maestría la espada de recia madera erizada de dientes de
pedernal, y era el mejor arrojando macanas y lanzas. Muy joven conquistó el
rango de ñeq valiente guerrero, permitiéndosele llevar el cráneo rapado, con un
solo mechón central sobre la coronilla.
Una guerra que
había estallado entonces entre Diriangén, cacique de Diriamba, y Tenderí,
cacique de Nindirí, le obligó a apartarse al oeste del lago en la comarca de
Nagrando, y pudo entonces ver el lago de Xolotlán (Managua) desde la ciudad
indígena de Imabite, capital de los nagrandanos, en donde fue recibido de paz,
(Gámez J. , 1889, pág. 107) por supuesto un Cacique de semejante valor y
portento no podía rehuir el encuentro de los españoles y así lo hizo el 14 de
abril de 1523, siendo el 17 el combate fraticida que quería expulsar a las
alimañas de estas tierras llenas de misterio y grandeza milenaria, arrebatando
el fulgor de nuestra cultura, su arrebato por la riqueza llegó a niveles
insospechados hasta caer en el genocidio, fue tan brutal que nuestras mujeres
no querían parir hijos de estos conquistadores, si es que es válido el término
para referirse a estos extranjeros.
Sobre este
incidente el Ejército de Nicaragua señala que Diriangén murió el 25 de
diciembre de 1529 contra el dominio español en tierras todavía libres del
Cacique Tenderí en el actual municipio de Nindirí, departamento de Masaya,
igualmente sin ninguna referencia para determinar su veracidad histórica, la
heroica lucha del Cacique Diriangén, dio muestra de inteligencia, tenacidad,
valentía y gran capacidad combativa. Marcó el inicio de la resistencia de los
pueblos indígenas, que se prolongó en el tiempo y mantuvo su firmeza al
rechazar la esclavitud, y sublevarse en diversos poblados como: Mateare en
1527, Sutiava en 1681, Sébaco en 1693 y la del Cacique Yarrince en 1777,
(Ejército de Nicaragua , 2018).
Según el
relato conservado por la tradición oral (lleno de romanticismo pero carente de
validez histórica), el último esfuerzo de Diriangén para detener la conquista
española se libró en el cerro Apastepe, hoy Volcán Casita, al sur del
volcán San Cristóbal, al pie de los llanos de Olomega, en el actual departamento
de Chinandega.
Los historiadores
concuerdan en fijar como lugar de su muerte, en el sitio conocido como Llano
de Cachimba Brava o Valle de Mata Grande, cerca de la
desembocadura del río Ochomogo en el Gran Lago de
Nicaragua entre los actuales departamentos
de Granada y Rivas.
Bibliografía
Arellano, J.
(1975). Nicaragua en los cronistas de indias.
Conrado Vega, E.
(1961). La rebelión de Carazo. Managua.
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Nicaragua . (2018). Cacique Diriangén, símbolo de valentía y decisión. Revista
Ejército Defensa Nacional, 40.
Gamez, J.
(1889). Historia de Nicaragua . Managua : Tipografia El País .
Guido Martinez, C.
(2011). Pedrarias Davila Primer Gobernador de Nicaragua 1527-1531. Managua
: Editronic.
Incer Barquero, J.
(1990). Crónicas de viajeros: Nicaragua . San José : Libro
Libre .
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F. (2005). Historia de Nicaragua. Managua: INHCA-UCA.
Melendez CH, C.
(1966). Seis documentos fundamentales para la historia centroamericana
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Nicaraguenses. (2013).
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Urtecho , M.
(2004). Diriangén Insurgente. En M. Baltodano, Memorias de la Lucha
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Vega Bolaños , A.
(1954). Colecciòn Somoza Tomo I. Madrid.
Wheelock Román , J.
(1985). Raíces Indigenas de la lucha anticolonialista en Nicaragua. Managua:
Nueva Nicaragua.
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