miércoles, 7 de julio de 2021

Diriangén o resistencia indígena

Nuestra independencia del yugo colonizador comienza por la rebeldía de quien no quería sojuzgarse, virtud entrañable de unos pocos, quienes decidieron en aquel momento no alienarse no perdieron la batalla comenzaron a mi juicio el recorrido que posteriormente alcanzáramos en nuestra vida republicana, tomando como referencia que nuestro primer presidente aunque sea de forma nominal, ya que no llegó a ejercer el cargo cuando reformo la Constitución de 1838 y entablo esta figura jurídica, refiriéndome a Don Fruto Chamorro.

El camino desandado hasta esos días, por tantos héroes que brindaron sus vidas para que nuestra tierra fuese libre de la opresión colonizadora, son muchos incluso en el anonimato, en este caso particular ocupamos este espacio para el primero de ellos, que manifestó su orgulloso desacuerdo con la ocupación de su territorio y la posterior desaparición de su cultura por efectos de la transculturización entiéndase esto como la desaparición de nuestra cultura autóctona y de alguna manera con nuestra identidad.

Recorriendo el tiempo, tan necesario para entender los hechos históricos, nos encontramos con que además del choque de armas, existe evidencia de los diferentes agentes biológicos que diezmaron nuestra población aborígen, una carta enviada por Pedrarias Dávila el 10 de abril de 1525, ofrece una relación del éxito del conquistador, cuando Hernández de Córdoba arriba a Nicaragua, encontró a miles de indígenas mortalmente contagiados por una epidemia desconocida, muy probablemente viruela, es muy posible que haya sido introducida en nuestro país en 1524. Además del contacto de los hombres de Gil González en 1523 habría expuesto a los nicaraos y chorotegas a otros microbios causantes del sarampión, la gripe y la peste neumónica. (Kinloch Tijerino, 2005); el Informe de Pedrarias Dávila al Rey Carlos V, fue escrito en Abril de 1525, y se basa enteramente en dos fuentes: Un informe escrito por Francisco Hernández de Córdoba, del cual no se tiene copia, y la información complementaria que brindó el enviado de Córdoba, Don Sebastián Benalcázar, quien había participado directamente en los hechos narrados, pueden consultarlo en (Vega Bolaños , 1954, pág. 128 y ss. ) a su vez en (Guido Martínez, 2011, pág. 66

Es así como en los albores de la conquista vemos a Diriangén, en las riberas del Ochomogo, dando dura y seria batalla a Gil González para librar a nuestros aborígenes de la dominación española; transmitiendo con su ejemplo a sus descendientes en la sangre de su raza la rebeldía y el coraje (Conrado Vega, 1961), más el descubrimiento de la Mar Dulce y la aparentemente dominación de Nicarao y el bautismo de su gente no fue suficiente, mas adelante en su marcha se encuentran con la enconada resistencia de Diriangén, quien les corto el paso y los hizo regresarse por la vía antes andada (Íncer Barquero, 1990), es importante señalar que se presupone que en fecha del 17 de abril de 1523 (Wheelock Román,1985) cuando Diriangén obligó a los españoles, tras un serio ataque de sus huestes, a replegarse en su avanzada hacia el norte, (Meléndez CH, 1966) sobre esta misma situación en (Gámez,1851) el astuto cacique, que sólo procuraba ganar tiempo para asegurar un golpe contra los invasores castellanos, aprovechó los tres días en contarlos y observarlos bien; y tomando su resolución, cayó de improviso sobre ellos, el 17 de abril, al frente de cuatro mil indios, de la derrota se salvaron al parecer porque un indígena de la tribu de Nicarao aviso de la escaramuza lanzada por Diriangén.

Diriangén en su valiente intervención contra la invasión de sus tierras por desconocidos venidos de mares lejanos, peleando todo el día, en esta batalla los españoles pierden uno de los suyos ya que los indígenas lo llevaban vivo en la retirada recuperándolo en una escaramuza, según la relación del hecho es sábado, por el contrario existe alguna referencia desde la visión de los vencidos, en esa perspectiva vivió en nuestro país por algún tiempo el cronista Grirolamo Benzoni, este manifiesta una entrevista al cacique Gonzalo, esta visita aproximadamente en 1546, en (Arellano, 1975) encontramos la entrevista completa en su versión en español de este relato.





No existe evidencia pormenorizada de quien era Diriangén, solo algunos esbozos de algunos investigadores que hacen una descripción vaga de este magnifico guerrero y nacionalista, (Urtecho, 2004) Diriangén, mánqueme (jefe) chorotega, nació en 1496. Según la educación tradicional de su raza, le correspondió a su madre instruirle en la historia de la tribu Chocho, de la que él y los suyos eran descendientes, y a los sacerdotes hablarle de la patria primitiva y lejana, donde junto a los Nahuas fueron esclavizados por los temibles Olmecas, de quienes huyeron mimetizados con la naturaleza y la impenetrable oscuridad de la noche . A Diriangén lo educaron de manera especial en las artes de la guerra: esgrimía con singular maestría la espada de recia madera erizada de dientes de pedernal, y era el mejor arrojando macanas y lanzas. Muy joven conquistó el rango de ñeq valiente guerrero, permitiéndosele llevar el cráneo rapado, con un solo mechón central sobre la coronilla.

Una guerra que había estallado entonces entre Diriangén, cacique de Diriamba, y Tenderí, cacique de Nindirí, le obligó a apartarse al oeste del lago en la comarca de Nagrando, y pudo entonces ver el lago de Xolotlán (Managua) desde la ciudad indígena de Imabite, capital de los nagrandanos, en donde fue recibido de paz, (Gámez J. , 1889, pág. 107) por supuesto un Cacique de semejante valor y portento no podía rehuir el encuentro de los españoles y así lo hizo el 14 de abril de 1523, siendo el 17 el combate fraticida que quería expulsar a las alimañas de estas tierras llenas de misterio y grandeza milenaria, arrebatando el fulgor de nuestra cultura, su arrebato por la riqueza llegó a niveles insospechados hasta caer en el genocidio, fue tan brutal que nuestras mujeres no querían parir hijos de estos conquistadores, si es que es válido el término para referirse a estos extranjeros.

Existe un escrito apócrifo de por Fray Nemesio de la Concepción Zapata, reproducido en (Revista de Temas Nicaragüenses, 2013, pág. 186 y ss.), de este texto no existe evidencia que soporte este relato, por ser de interés determinar de alguna manera lo que sucedió con nuestro mas grande héroe anticolonialista, reproduciré un extracto de lo que se narra en el documento: En esta parte, ó sea desde los ventisqueros de Nueva España, al Sur del istmo, pasando por la región de los táchiras, de los táribas, de los mucutuyes, chachíes, hasta el Tocuyo, ó país de los tuicas, en esta parte inmensa que abarca más de seiscientas leguas castellanas fué donde guerreó por las armas de Su Majestad y por la Cruz el ínclito caballero Don Diego García de Paredes.
Después de una penosísima ascensión de cumbres, desfiladeros, saltando grandes desgarrones de la selva inmensa que forma á aquellos salvajes cerrajones una como gigantesca_ pelambre, pudo llegar el ejército mandado por Nicuesa Alvarez á ponerse en contacto con los indios.
Fué una batalla terrible; tanto más, cuando que Nicaroguán se disponía á emprender el golpe que él llamaba final contra los invasores.
«—Si esta vez no acabo con los extranjeros y los traidores, me quito la vida.»
El ejército de Nicaroguán pasaba de setenta mil hombres

La batalla duró poco más de medio día, y el ejército indio fué puesto en la derrota más fiera que hasta entonces se le hubiese dado.
Cuando el feroz caudillo nicaraguateca se vió vencido y rodeado de los enemigos, que ya lo iban á hacer cautivo, corrió hacia un farallón que había cerca del sitio en donde se encontraba, y montándose en él como sobre un pedestal, gritó:
«—iNo me habéis vencido, infames!
No lograréis ni siquiera el cadáver de este hombre que os ha infundido pavor muchas veces aun con vuestras armas infernales! No tomaréis ni siquiera mi cadáver, porque ahora mismo me voy á precipitar á una madriguera de tigres para que me devoren, antes que pase por la vergüenza de ser vuestro prisionero.»
Y diciendo estas inflamadas palabras se arrojó al abismo, un profundo precipicio cubierto de espeso bosque.
Su cuerpo se vió en el aire, al descender hacia el fondo del abismo como un objeto que se arroja desde lo alto de una torre.

Sobre este incidente el Ejército de Nicaragua señala que Diriangén murió el 25 de diciembre de 1529 contra el dominio español en tierras todavía libres del Cacique Tenderí en el actual municipio de Nindirí, departamento de Masaya, igualmente sin ninguna referencia para determinar su veracidad histórica, la heroica lucha del Cacique Diriangén, dio muestra de inteligencia, tenacidad, valentía y gran capacidad combativa. Marcó el inicio de la resistencia de los pueblos indígenas, que se prolongó en el tiempo y mantuvo su firmeza al rechazar la esclavitud, y sublevarse en diversos poblados como: Mateare en 1527, Sutiava en 1681, Sébaco en 1693 y la del Cacique Yarrince en 1777, (Ejército de Nicaragua , 2018).

 Según el relato conservado por la tradición oral (lleno de romanticismo pero carente de validez histórica), el último esfuerzo de Diriangén para detener la conquista española se libró en el cerro Apastepe, hoy Volcán Casita, al sur del volcán San Cristóbal, al pie de los llanos de Olomega, en el actual departamento de Chinandega.

Los historiadores concuerdan en fijar como lugar de su muerte, en el sitio conocido como Llano de Cachimba Brava o Valle de Mata Grande, cerca de la desembocadura del río Ochomogo en el Gran Lago de Nicaragua entre los actuales departamentos de Granada y Rivas.

Bibliografía

Arellano, J. (1975). Nicaragua en los cronistas de indias.

Conrado Vega, E. (1961). La rebelión de Carazo. Managua.

Ejército de Nicaragua . (2018). Cacique Diriangén, símbolo de valentía y decisión. Revista Ejército Defensa Nacional, 40.

Gamez, J. (1889). Historia de Nicaragua . Managua : Tipografia El País .

Guido Martinez, C. (2011). Pedrarias Davila Primer Gobernador de Nicaragua 1527-1531. Managua : Editronic.

Incer Barquero, J. (1990). Crónicas de viajeros: Nicaragua . San José : Libro Libre .

Kinloch Tijerino, F. (2005). Historia de Nicaragua. Managua: INHCA-UCA.

Melendez CH, C. (1966). Seis documentos fundamentales para la historia centroamericana del siglo XVI. Managua .

Revista de Temas Nicaraguenses. (2013). Managua.

Urtecho , M. (2004). Diriangén Insurgente. En M. Baltodano, Memorias de la Lucha Sandinista (pág. 250). Managua: Nueva Nicaragua .

Vega Bolaños , A. (1954). Colecciòn Somoza Tomo I. Madrid.

Wheelock Román , J. (1985). Raíces Indigenas de la lucha anticolonialista en Nicaragua. Managua: Nueva Nicaragua.

 


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