jueves, 31 de agosto de 2023

¿Huyo Hitler a Argentina?

 En el vasto lienzo histórico del siglo XX, el nombre de Adolf Hitler surge como un enigma aún no resuelto. La Segunda Guerra Mundial, con su carga de devastación y cambio, resguarda secretos que perduran en el tiempo. Uno de estos misterios es la posibilidad de que Adolf Hitler escapara a Argentina tras la caída del Tercer Reich. Esta intrigante hipótesis desafía el relato tradicional de los acontecimientos que culminaron con la derrota nazi, impulsando a indagar en los recovecos de la historia para desentrañar la verdadera suerte del líder alemán.

Desde la perspectiva del método histórico, nuestra misión es adentrarnos en este enigma y determinar si existen pruebas suficientes para sustentar esta audaz tesis. Desentrañaremos un abanico de fuentes primarias y secundarias, examinando su credibilidad y contextualización en el crisol histórico de la época. A través de un lente crítico, delinearemos el vínculo entre los hechos documentados y las especulaciones que han cobrado vida a lo largo de los años.


La importancia de abordar esta cuestión radica en su potencial para transformar nuestra percepción de un periodo trascendental. Si Hitler efectivamente escapó, las ramificaciones podrían alterar de manera profunda, moldeando no solo nuestra comprensión de la Segunda Guerra Mundial, sino también el entramado de la posguerra. Así, esta investigación no solo aspira a explorar la posible fuga, sino que invita a cuestionar la construcción misma de la historia: cómo es forjada, interpretada y reinterpretada a lo largo del tiempo.


En el contexto de la educación secundaria, donde a menudo se presenta una versión simplificada de la historia, esta investigación adquiere un matiz valioso. Al sumergirse en la indagación bajo el método histórico, los estudiantes no solo se enfrentan a una narrativa intrigante, sino también a la posibilidad de descubrir nuevas evidencias y perspectivas. Esta experiencia les permite obtener elementos de juicio para cuestionar, explorar y reconocer la fluidez de la historia, una destreza vital en un mundo donde la información se renueva constantemente.


Al emprender este viaje investigativo, no solo buscamos desvelar la verdad sobre un episodio enigmático, sino también resaltar el poder de la investigación histórica en la tarea de reescribir el pasado. Con mente crítica y apertura, contribuimos no solo a enriquecer nuestro entendimiento de los hechos, sino también a inspirar a la próxima generación de investigadores y pensadores a desentrañar los velos del pasado y así modelar el futuro.

 

     La muerte de Adolf Hitler es un tema que ha suscitado diversas teorías a lo largo de la historia. Según una opinión ampliamente sostenida, Hitler habría optado por el suicidio en la Cancillería de Berlín, en medio de los intensos enfrentamientos por el control de la ciudad. Este momento marcó una etapa crítica en la lucha que consumía Europa durante la Segunda Guerra Mundial.


La versión comúnmente aceptada sugiere que los norteamericanos y los rusos llegaron a un acuerdo en torno al control de la ciudad, permitiendo que los rusos aseguraran su dominio sobre Berlín. Esta colaboración estratégica entre estas dos potencias marcó el final de la guerra y el inicio de un reordenamiento global liderado por las naciones vencedoras. Sin embargo, es importante reconocer que, como en cualquier acontecimiento histórico, existen perspectivas diversas y opiniones que continúan siendo objeto de debate e investigación.


Se ha planteado la posibilidad de que Hitler y Eva Braun hayan llegado a las costas de Argentina, según información publicada por el periódico Chicago Times y atribuida a uno de sus corresponsales en Argentina (de Pascal, 1945). En esta misma fuente, se menciona que la llegada de Hitler a Argentina habría sido facilitada por el gobierno del General Perón. Además, en la misma edición del periódico se señala que el Departamento de Estado, a través de la Embajada Estadounidense en Buenos Aires, iniciaría una investigación en base a la información proporcionada por el periódico y su corresponsal. Es importante destacar que esta información ha generado controversia y que su veracidad ha sido objeto de debate y análisis en el ámbito histórico.


Un cable emitido por la Agencia A.P el 23 de abril de 1930, manifiesta que existe el rumor en territorio alemán de que Hitler a huido, posteriormente un radiograma proveniente del FBI y emitido desde Argentina el 17 de agosto de 1945 señala que Hitler arribó al país a bordo del submarino U-530 (FBI, 1945). Este hecho evidencia que las autoridades estadounidenses, a través de sus agencias de investigación, estaban siguiéndole el rastro a Hitler.


El Gral. Eisenhower, manifiesta que aún tiene razones para suponer que el Führer vive, de acuerdo con preguntas realizadas por los periodistas en una rueda de Prensa en la Haya el 8 de octubre de 1953.


El periódico El Excelsior, en su edición del 3 de septiembre de 1963, informa a través de una entrevista con Frau Ute Eva Bormann Diadmann (Davis, 1963), que Hitler y su esposa abordaron un avión Fieseler-Storch en la noche del 30 de abril, dirigiéndose hacia una base militar submarina que estaba bien abastecida, según se detalla en dicho artículo.


La Revista National Geographic en una edición especial trata el tema de la posible huida de Hitler hacia Argentina y como este país se transformó en un santuario para los altas jerarcas nazis en Sudamérica (National Geographic), en las páginas subsiguientes trata el tema de la información proporcionada por los servicios secretos de Israel, específicamente el MOSSAD, quien realizó una operación exitosa al capturar al nazi Adolf Eichman el 11 de mayo de 1960 después de burlar todos los cercos de seguridad del Aeropuerto de Buenos Aires.


Eric Frattini en su libro La Huida de las Ratas, detalla un intrigante plan de evasión conocido como la "Operación Aussenweg", que habría sido dirigido por Heinrich Himmler y Carlos Fuldner. Su objetivo principal era facilitar la fuga de criminales de guerra nazis a través de rutas de escape cuidadosamente trazadas por el Vaticano. Estas rutas, diseñadas para llevar a los fugitivos hacia refugios seguros en Sudamérica y Oriente Medio, se habrían extendido por naciones como España, Portugal, Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay, Siria y Egipto.


Según el relato del libro, este plan se habría financiado con riquezas obtenidas mediante saqueos y robos perpetrados por el régimen nazi durante el conflicto bélico. El oro, el dinero y las joyas obtenidos de estas actividades ilícitas se habrían utilizado para respaldar la Operación Aussenweg y asegurar la fuga de los individuos buscados.

Es esencial destacar que la narración también introduce la presencia de la organización ODESSA, conocida como la "Organización de Antiguos Miembros de la SS". Esta entidad, según el libro, habría sido creada con el propósito de facilitar y coordinar la huida de los exmiembros de la SS nazi hacia lugares de seguridad en diversas partes del mundo.

La trama de escape profundamente intrincada y controvertida, con una operación que habría tenido repercusiones internacionales, muchos soldados nazis comprometidos con la causa de Adolf Hitler. A medida que se explora esta narrativa, se revela un entrelazado de eventos históricos y actores que plantea interrogantes importantes sobre el destino de los nazis hacia Sudamérica después de la Segunda Guerra Mundial. (Frattini, La huida de las ratas , 2018).

Las rutas de escape de altos oficiales nazis se hacían a través de diferentes rutas entre estas las que describe el periódico bbc.com, las tres ratlines más utilizadas eran vías que atravesaban distintos países europeos con un solo fin: llegar hasta un puerto y allí escapar en barco; la llamada "ruta nórdica" pasaba por Dinamarca con destino a Suecia, donde se embarcaba, la "ruta ibérica" era coordinada por colaboradores nazis que vivían en España y utilizaba puertos como los de Galicia, presuntamente con el visto bueno del general Franco, pero se cree que hasta el 90% de los nazis que huyeron de Europa continental lo hicieron a través de Italia, el principal aliado de Alemania durante la guerra, aunque algunos escaparon hacia Reino Unido, Canadá, Estados Unidos, Australia y Medio Oriente, la gran mayoría huyó a Sudamérica, y en ese continente hubo un país que atrajo a más fugitivos nazis que ningún otro: Argentina, (Smink, 2020).

 

         Este paralelismo entre la posible huida de Hitler a Argentina y la ruta de escape de muchos oficiales del ejército alemán pasa por la ayuda a título personal u oficial de algunos miembros del Vaticano entre ellos el Obispo Alois Hudal quien obtuvo pasaportes falsos con la Cruz Roja Italiana para que estos oficiales salieran de territorio europeo y llegasen sanos y salvos a territorio americano específicamente Argentina, pero la justicia posbélica hizo estragos psicológico en estos oficiales, el 17 de diciembre de 1942 las tres principales potencias aliadas habían hecho pública su intención de que «los responsables de estos crímenes no escapen a su justo castigo». Los soviéticos aún habían ido más allá, y ya en julio de 1943 habían juzgado a nazis capturados implicados en la muerte de judíos. A finales de 1944 la BBC había estado actualizando periódicamente los nombres de individuos considerados criminales de guerra e informando del hecho de que, tras la guerra, les aguardaba un proceso. (Poco después del final de la guerra, el tribunal de Nuremberg declaró que tanto las SS como el Partido Nazi eran organizaciones criminales, lo que convertía a todos sus antiguos miembros en objeto de investigación.) El impacto de aquellas emisiones afectó incluso a altos oficiales de las SS como Emst Kaltenbrunner, jefe de la Oficina Central de Seguridad del Reich. «Kaltenbrunner había hecho también en una ocasión un comentario de ese tipo, es decir, que los aliados le consideraban un criminal de guerra», declararía Hoettl en 1961, (Goñi, 2002, pág. 101) igualmente (Aarons & Loftus, 1998) apoya la tesis de la huida de nazis con ayuda del personal del Vaticano y de organizaciones creadas para tal fin.

 

Desde esta perspectiva estratégica, los servicios de inteligencia estadounidenses concibieron la Operación Paperclip. Esta iniciativa consistió en la traslación de científicos y expertos militares desde Alemania hacia Estados Unidos, con el objetivo primordial de aprovechar el vasto potencial humano que había permitido a Alemania convertirse en una potencia militar de renombre mundial.


La Operación Paperclip tuvo como propósito principal captar y emplear el conocimiento y las habilidades técnicas de estos científicos en beneficio de los intereses estadounidenses. Esta acción se enmarcó en el contexto de la Guerra Fría, una época en que las rivalidades entre bloques y las amenazas globales impulsaban la necesidad de contar con ventajas tecnológicas y militares significativas.


A través de esta operación, se buscó aprovechar las destrezas adquiridas por los científicos alemanes en campos como la aerodinámica, la cohetería y la ingeniería, áreas cruciales para la expansión de la capacidad militar. La llegada de estos especialistas a Estados Unidos contribuyó en gran medida al avance científico y tecnológico del país, elevando su estatus como potencia global.


No obstante, esta estrategia no estuvo exenta de controversia, ya que algunos de los científicos transferidos habían colaborado con el régimen nazi y participado en proyectos que involucraron prácticas cuestionables. A pesar de estas preocupaciones éticas, la urgencia por asegurar una ventaja competitiva y estratégica durante la Guerra Fría condujo a la implementación de la Operación Paperclip.


Así, la Operación Paperclip, aunque exitosa en términos de adquisición de conocimiento y tecnología, también planteó dilemas morales que resaltan cómo los objetivos geopolíticos pueden colisionar con las consideraciones éticas en la toma de decisiones históricas.


La Operación Paperclip fue un programa secreto de inteligencia que trajo a científicos nazis a los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial. Este programa poblado por conspiradores maquiavélicos y hombres que dedicaron sus vidas a diseñar armas para la guerra venidera, una historia que incluye nazis muchos de los cuales fueron cómplices de asesinato, pero nunca fueron acusados, y vivieron en la prosperidad en los Estados Unidos. El libro plantea preguntas sobre el significado de los logros de estas personas y si estos logros cancelan los crímenes del pasado" (Jacobsen, 2014, p. 9).


El escritor Umberto Eco, en su magnífico ensayo Confesiones de un joven novelista (2011), habla de la supuesta huida de Hitler desde un punto de vista muy interesante. Eco afirma:

Así pues, permítanme usar la expresión «verdades enciclopédicas» para todos los elementos de conocimiento común que salen en una enciclopedia (como la distancia de la Tierra al Sol o el hecho de que Hitler murió en el búnker). Doy por ciertas esas informaciones porque me fío de la comunidad científica, y acepto una especie de «división del trabajo cultural» por la que delego en personas especializadas la labor de demostrarlas. Pero las afirmaciones enciclopédicas también tienen límites. Están sujetas a revisión, ya que, por definición, la ciencia está siempre dispuesta a reconsiderar sus propios descubrimientos. Si mantenemos la mente abierta, tenemos que estar dispuestos a revisar nuestras opiniones sobre la muerte de Hitler en cuanto se descubran nuevos documentos […]. De hecho, la circunstancia de que Hitler muriera en un búnker ya ha sido puesta en tela de juicio por algunos historiadores. Es concebible que Hitler sobreviviera a la caída de Berlín en manos de los Aliados y escapara a Argentina, que ningún cadáver fuera quemado en el búnker o que el cuerpo incinerado fuera de otro, que el suicidio de Hitler fuera inventado por motivos de propaganda por los rusos que llegaron al búnker o que el búnker no hubiera existido jamás en absoluto, ya que su localización exacta sigue siendo asunto de debate […]. Toda afirmación relativa a verdades enciclopédicas puede, y a menudo debe, ser comprobada en términos de legitimidad empírica externa (de acuerdo con ello, diríamos «facilíteme pruebas de que Hitler realmente murió en el búnker») (Frattini, ¿Murió Hitler en el bunker?, 2015)

Por ejemplo, el 26 de mayo de 1945, Stalin se reúne con Harry Hopkins, enviado especial del presidente Harry S. Truman, y le dice que «Martin Bormann, Joseph Goebbels, Hitler y probablemente Hans Krebs han escapado y están ocultos ahora». Esta misma versión es defendida y repetida por el líder soviético en los siguientes encuentros que tiene con Truman y Churchill.


Dos semanas más tarde, exactamente el 9 de junio, es el mariscal Zhukov quien repite la versión de Stalin sobre las dudas en la muerte de Hitler, entre el 16 de julio y el 2 de agosto de 1945, el entonces secretario de Estado James Byrnes, mantiene un encuentro casual con Stalin, durante la Conferencia de Potsdam. El estadounidense pregunta al líder soviético sobre su opinión con respecto a la posible huida de Hitler. Stalin responde tajantemente: «Yo pienso que Hitler está vivo y es muy probable que se encuentre en España o en Argentina». Si el 4 de mayo de 1945 las tropas soviéticas encontraron supuestamente los cuerpos de Hitler y Eva Braun en el jardín de la Cancillería, ¿por qué era Stalin tan escéptico? (Frattini, ¿Murió Hitler en el bunker?, 2015)


         El 9 de junio de 1945, el mariscal Zhukov hace una declaración que es recogida por United Press, en la que expresa claramente sus dudas sobre la muerte de Hitler y vuelve a hablar de submarinos.

No hemos descubierto ningún cadáver que pueda ser definitivamente identificado como el de Hitler y por consiguiente no podemos formular ninguna declaración acerca de su muerte. Hasta el último momento podría haber huido de Alemania en aeroplano. Tampoco sabemos lo que fue del lugarteniente de Hitler, Martin Bormann, que permaneció en Berlín hasta el final. Se estableció de manera indiscutible que un submarino de tipo gran crucero abandonó Hamburgo antes de la llegada de las tropas británicas, llevando varios pasajeros entre los cuales figuraba una mujer. (Frattini, ¿Murió Hitler en el bunker?, 2015)b

Según (Burnside, 2002), el objetivo principal de su investigación fue establecer la verdad histórica sobre el destino final de Adolf Hitler, evitando los mitos y la especulación no confirmada. El autor argumenta que, aunque la historia oficial sostiene que Hitler murió en su búnker en Berlín en 1945, hay suficientes pruebas para considerar seriamente la posibilidad de que lograra escapar del país y vivir en la clandestinidad durante años.

(Gueilburt, 2011) manifiesta en el documental realizado para la History Channel la tesis de la huida de Hitler a través de la ruta hacia Berchtesgaden para posteriormente salir hacia Argentina desde una base de submarinos creada especialmente para este fin.

Al igual que (Gueilburt, 2011) que persigue una hipótesis en el posible desembarco de Hitler en Argentina, posteriormente (Jeffrey R. Daniels, 2015) lo hacen en Persiguiendo a Hitler a través de diversas localidades en el mundo donde presuntamente llegó el Führer, explotando la tesis de que este llegase a Argentina a través de Europa para posteriormente abordar un submarino que lo trasladase a Suramérica.

La farsa de su suicidio, avalada por los aliados occidentales, permitió excluirlo, al darlo por muerto, de los juicios de Nuremberg (Basti, 2019) ya había manifestado el reciclamiento de los científicos nazis a partir de la Operación Paperclip, por supuesto el encubrimiento de la salida de Hitler de Europa se hizo a partir de las necesidades de elementos científicos militares que los aliados necesitaban para ganar la guerra permitiendo que la llegada de los soviéticos a Berlín se realizase de manera ventajosa para los intereses de las potencias especialmente Estados Unidos quien salió con un beneficio enorme en materia de secretos militares.

En los pasillos del poder y la desesperación, en el corazón mismo de la caída del Tercer Reich, la figura de Hitler se desvanecía, mientras las fuerzas soviéticas avanzaban inexorablemente. Sus últimos días se convirtieron en un retrato íntimo de un líder en decadencia, cuyas decisiones y emociones impactarían profundamente el destino de una nación derrotada, este defiende la idea de que Hitler se suicidó en el bunker junto a Eva Braun, (Trevor Rooper, 1973).

Ciertamente, este historiador formó parte de los Organismos de Espionaje de los Servicios Secretos Británicos, los cuales le encomendaron la tarea de concebir esta narración sobre el supuesto suicidio de Hitler y el de su esposa. A mi entender, esto crea una desconcertada visión en la versión histórica que todos hemos aprendido hasta ahora, él como muchos otros historiadores en el desarrollo de los acontecimientos trabajan a la par de las potencias mundiales que estaban involucrados en la guerra.

 

Bibliografía

Aarons, M., & Loftus, J. (1998). Unholy Trinity The Vatican, The Nazis, and The Swiss Banks. St Martin´s Griffith.

Basti, A. (2019). La segunda vida de Hitler. Planeta.

Burnside, P. (2002). El escape de Hitler. Planeta.

Davis , B. (03 de septiembre de 1963). El Excelsior. ¡Hitler vive! su suicidio, una farsa, pág. 4A.

de Pascal, V. (17 de Julio de 1945). Hitler estaría en la Patagonia. . Chicago Times , pág. 2.

FBI. (1945). Hitler en Argentina.

Frattini, E. (2015). ¿Murió Hitler en el bunker? Planeta.

Frattini, E. (2018). La huida de las ratas .

Goñi, U. (2002). La auténtica Odessa. Paidós Ibérica.

Gueilburt, M. (Dirección). (2011). El escape de Hitler [Película].

Jacobsen, A. (2014). Operation Paperclip. The secret intelligence program that brought Nazi scientists to América. Little, Brown and Company. Litle, Brown and Company.

Jeffrey R. Daniels, C. L. (Dirección). (2015). Persiguiendo a Hitler [Película].

National Geographic. (s.f.). La muerte de Hitler . National Geographic, 15, 47.

Smink, V. (1 de agosto de 2020). bbc.com. bbc.com: https://www.bbc.com/mundo/noticias-53522118

Trevor Rooper, H. (1973). Los últimos días de Hitler. Plaza & Janes S.A.